Rocangliolo escribe sobre su último libro: "El amante uruguayo".




Portada del libro


En El País el escritor peruano explica cómo surgió su último libro "El amante uruguayo", dice el artículo:
Hace exactamente dos años, los representantes de una pequeña casa editorial andaluza contactaron conmigo para ofrecerme un proyecto: un libro por encargo sobre el escritor uruguayo Enrique Amorim. Amorim había sido amigo de importantes artistas del siglo XX, desde Picasso hasta Walt Disney, y había construido el primer monumento del mundo a la memoria de Federico García Lorca. Su vida podía alimentar una simpática crónica de época. Pero su nombre era desconocido fuera de su país, la investigación se prometía cara, y yo no veía una buena razón para emprenderla. Los editores, en cambio, se mostraban muy interesados en el proyecto. Solo después de varias conversaciones admitieron por qué: –Tenemos importantes indicios de que debajo del monumento de Amorim se esconde el cadáver de García Lorca. Al principio pensé que esos hombres estaban locos. Después acepté. El misterio del monumento. El monumento a García Lorca situado en la ciudad uruguaya de Salto tiene forma de lápida y lleva como epitafio los versos de Machado que piden una tumba para el poeta. Está diseñado siguiendo las instrucciones de esa tumba, “de piedra y sombra”, sobre una fuente “donde llore el agua”. Para su inauguración, en 1953, Amorim movilizó a la población de la localidad, que fue llevada en autobuses. E incluso a cuerpos de seguridad, que rindieron honores de Estado al poeta. La actriz republicana Margarita Xirgu representó escenas de Bodas de sangre. La ceremonia era tan fúnebre que los pescadores de la zona se acercaron a darle el pésame a la actriz pensando que era la madre del difunto. Y el anfitrión Amorim subrayó el efecto al declarar en su discurso: –Aquí, en un modesto pliegue del suelo que me tendrá preso por siempre, está Federico… También agradeció a su pueblo salteño “lo que intuyes, lo que adivinas…”. "Si en efecto bajo el monumento de Salto yacen los restos del poeta, Amorim habrá conseguido pasar a la historia. Pero si no, también" Y detrás del monumento a García Lorca enterró una caja blanca. De las proporciones de un osario, las cajas donde se colocan los huesos cuando el cuerpo pierde su consistencia, entre cinco y diez años después del deceso. Durante los años siguientes, Amorim se esmeró en dar a conocer el monumento por el mundo. Logró que un periódico francés le dedicase un suelto, y poco más. En su correspondencia privada se guardan cartas de amigos que celebran el “desusado” monumento. Uno de ellos se confiesa asombrado por lo que Amorim ha hecho con él, y añade: –¡Qué grandiosamente bárbaro eres! Otro le jura, antes de un viaje a la España de Franco, que no venderá el secreto del monumento de Salto, que lleva “en su corazón”. Tras la muerte de Amorim, su esposa llevó flores al monumento todos los años y se negó a responder a sus asistentas qué había en la caja enterrada en el monumento. El rumor dice que es el cadáver de García Lorca. Pero nadie se atreve a confirmarlo frente a un micrófono. De la ficción a la realidad. Indudablemente, Amorim dejó las pistas repartidas para que alguien descubriese su secreto. Y sin duda acertó. Cincuenta años después de su muerte, hubo quien siguió los indicios y me llamó para investigarlos. De haberme limitado a reunirlos, yo me mostraría bastante seguro de haber dado con el cuerpo. (...) Sigue leyendo aquí

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