Orson Welles a cien años


Tal vez en la historia del cine, este grande hombre, ha dejado escenas míticas: la iluminación de Ciudadano K, el contrapicado de la misma, el incio de Sed de Mal, entre otras; pero su magia no se limitó a las cámaras, lo hizo en el teatro y en la radio con su mítica adaptaciónn de la Guerra de los mundos de H. G. Wells, hoy se recuerda el centenario de su nacimiento. Aquí la nota:
Hoy cumpliría cien años. No hay que hacer esfuerzos proteicos para imaginar su aspecto. Con Welles tengo la sensación de que nunca fue joven ni viejo, de que no tenía edad o de que podía aparentar la que le diera la gana, que siempre fue una cosa tan insólita como impresionante que respondía al nombre de Orson Welles, que no necesitó aprender ni evolucionar, que su personalidad y su inteligencia no tuvieron alteraciones, que fue deslumbrante, complejo y bendecido por el arte más poderoso desde su niñez y así hasta el final. Seguramente, habitarían en alguien tan especial las luces y la tinieblas e imagino que podría llegar a resultar desesperante muchas veces para la gente que financiaba su creatividad pero también que, como el personaje de Alida Valli en El tercer hombre, el cine seguiría en deuda permanente con él y enamorado de su grandiosa e inquietante figura, aunque los hechos nos confirmaran algo tan monstruoso como que pretendió hacerse rico en el mercado negro adulterando la penicilina y dejando tullidos a niños en aquella Viena devastada por la guerra.
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Debajo la escena secuencia de la película Sed de mal:

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