Vampiros bolivianos: el antawaya y el anchanchu


El anchanchu es el dios aymara del mal, generalmente habita las cuevas y grutas del altiplano, también se lo puede ver en ríos o lugares aislados. El antawalla es un ser extraño que lleva una cola de fuego, causa daños al ganado y genera enfermedades en las personas que tienen la desgracia de toparse con él. El periodista español Jorge Sanz ha escrito un libro en los que menciona a estos seres como "vampiros"; el libro se denomina "Vampíros, príncipes del abismo". Es un libro de crónicas desde nosferatus y otros no-muertos de cuyas hiostorias se relatan en China, Rumania, España y Bolivia. 

Presentamos parte de la entrevista realizada al autor y  publicada en Página Siete:

El periodista español Juan Antonio Sanz (Madrid, 1966) lleva más de 30 años tras los pasos de los vampiros. Un ente que difiere en cuanto a nombre y descripción según en qué país se pregunte, pero que en todos genera la misma reacción: miedo. 

Desde Bolivia a Rumania, pasando por China, Japón, Grecia, Rusia y Estados Unidos, Sanz hace un repaso por los inquietantes detalles de un fenómeno que afecta y ha afectado a la humanidad desde principio de los tiempos, en el libro 'Vampiros, príncipes del abismo'. Un estudio antropológico y folklórico, editado por Arcopresso, que antagoniza con la visión glamorizada del vampirismo que se extendió en los últimos años. 

¿De dónde surge su interés por el vampirismo?

Desde niño ya venía fijándome en que los relatos y las leyendas sobre vampiros eran una constante historia de occidente. Y después vemos que no  solo en occidente, sino también en oriente. 

Yo soy un periodista especializado en información internacional, geopolítica, política y economía y por eso podría extrañar un poco que me dedique a este tipo de leyendas. Pero yo creo que precisamente el background que da mi experiencia le dota un poco más de seriedad a un asunto que en otros contextos podría calificarse de friki. 

¿Cuáles son sus principales hallazgos?

El vampirismo tiene una de las características que puede convertirlo en un mito con mayor facilidad y es el miedo. El ser humano tiene miedo desde el principio de los tiempos a un depredador superior. Cuando estábamos en las cavernas o en las sabanas podría ser el tigre, el león o el oso, pero cuando el hombre va evolucionando y empieza a habitar en aldeas, pueblos y ciudades, sigue manteniendo ese ancestral temor a algo superior a él, en el sentido de que puede causarle un daño irreparable.

 

Y cuando ese terror es en una criatura que no sabes siquiera si pertenece a este mundo o pertenece a otro —ahí tenemos que al vampiro en otras partes simplemente se los llama los “no muertos”, los “revivientes”—, entonces ese terror ya se concreta y se hace mucho más ininteligible porque no puedes comprenderlo, pero a la vez está presente. 

 

Mi teoría es que el vampirismo pudo llegar desde Asia, desde China, a través de la llamada Ruta de la Seda, de mercaderes que recorrieron toda Asia central y parte del sur de Europa, hasta las ciudades más importantes del Mediterráneo.

         ¿Cuáles son las principales mentiras que ha encontrado?

El mismo mito del vampiro se puede entender como una leyenda, alguien podría pensar que todo esto es mentira. Yo no es que crea en los vampiros, pero sí que creo en las leyendas de vampiros porque existen esas leyendas y porque esas leyendas han configurado el modo de pensar de mucha gente.

Si la actual pandemia que tenemos con la Covid-19 hubiera ocurrido en el siglo XVIII o XIX, seguramente habría sido atribuida a un fenómeno vampírico. De hecho cuando Augustin Calmet escribió su famosísimo 'Tratado de los vampiros', él describe algunos de los males que aquejan a las presuntas víctimas del vampirismo con pleuresía y otros daños pulmonares. Precisamente lo que estamos viendo con la Covid. 

Todas estas leyendas están ahí. Lo que ha ocurrido a lo largo de los tiempos es cómo se ha tergiversado ese fenómeno, esa mitología del vampirismo. De ser algo terrorífico, de pronto en nuestros tiempos encontramos a multitud de gente joven y no tan joven, formando grupos vampíricos y queriendo emular a esos príncipes del abismo, como yo los llamo. Cuando en realidad no se puede emular algo que está muerto o que no está vivo. 

El vampiro, por definición, es un ente maligno, es un ente que puede conservar su corporeidad gracias a que absorbe o bebe la sangre, que es la esencia vital del ser humano. Y es con esa sangre con la que se cumple un pacto para estar viviendo en las dos naturalezas: en la muerta y en la viva.


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