El cine es joven, mientras la literatura es vieja (Caiozzi)


Entrevista realizada por Aleja Cuevas (La Prensa) al director de cine chileno Silvio Caiozzi, quien responde de manera muy amable y hast adiplomática. Aqui la entrevista completa:

¿Sobre qué hablará en el diálogo?
Espero que surjan cosas impensadas. Pero sobre todo, plantear que el cine es joven y la literatura es muy vieja, y que el cine hasta el día de hoy le roba y depende de la literatura.
¿El cine latinoamericano tiene base en las novelas?
Pienso que nuestro cine latinoamericano ha usado poco la literatura y ha tratado de liberarse de ella. En mi generación, hablo de los años 60 y 70, había una rebeldía contra las letras, cuando se asumía que el trabajo era en mesa de montaje y que tenía que filmarse e ir improvisando sin guión. Es curioso, pero nunca estuve de acuerdo con eso, siempre sentí que el cine era muy inmaduro para rebelarse. En el futuro estaré de acuerdo con una rebelión absoluta contra la literatura, de tal forma que algún día el cine pueda considerarse como arte independiente.
¿Y cuál es su postura actual?
Está muy bien tener como base las obras literarias, sobre todo por los intérpretes. Un literato busca e indaga dentro del personaje y trabaja en ello, incluso, por años. Uno recuerda la película por un efecto, por una escena, por una visualidad, pero los personajes que el cine ha tenido, muchas veces basados en obras literarias, escasean y sobre todo en el cine latinoamericano.
¿Apuesta por buscar siempre el personaje?
Absolutamente. Mis producciones tienden a ser filmes de personajes, como Coronación, escrito por Pedro Donoso. Cuando existe un buen protagonista, la historia se queda, y el intérprete pasa a ser parte de la vida de uno. Por eso, a mí me gustan las cintas con grandes protagonistas, porque fueron trabajadas con un talento literario.
¿Cuál es el estado actual del cine latinoamericano?
El cine latinoamericano se ha transformado en algo heterogéneo. Antes había una línea de docuficción muy de denuncia; hoy no es así, es un cine que busca la globalización y ha logrado ingresar en Europa con las coproducciones, lo que en los años 60 era impensado.
¿Que experiencias va a resaltar en el conversatorio?
Del cine resaltaría el surgimiento de la organización gremial de artistas en Chile, lo que empezó hace tres décadas, y hoy existe una confederación, la Unión Nacional de Artistas (UNA). A partir de esta unidad, se exige y se demanda ante los gobiernos el apoyo legal al arte en general y a la cinematografía.
¿Recomendaría esa vital organización para Bolivia?
La recomendaría para toda Latinoamérica, porque la otra posibilidad es estar solo, como mi experiencia, pues me pasé 10 años entre película y película.
¿Cómo se define?
(Sonríe) Soy un obsesivo en hacer las cosas lo mejor posible, aunque me tome más tiempo y más trabajo. El cine es un arte demasiado importante para hacerlo ligero.
¿Cree que La Paz inspira para hacer una historia?
Es la primera vez que llego a Bolivia, por eso estoy tan mal (risas), es impactante. Me hablaron de La Paz como una ciudad única, con fuerza, y lo compruebo con esa hondonada inmensa y las montañas. La Paz cuenta con una fuerza visual y está viva toda esa tradición indigenista mucho más que en otros países latinoamericanos. Es mucho más interesante de lo que me imaginé.
¿Y se animaría a filmar acá?
Yo, encantando, estaría feliz. Huelo que aquí hay personajes extraordinarios y varias historias.

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