Siete capítulos olvidados de "Cien años de soledad"

Uno de los capítulos aparecidos en El Espectador de Bogotá
 
En El País se publica un interesante artículo sobre siete capítulos de la obra cumbre de Gabriel García Márquez "Cien años de soledad"., Estos siete capítulos, olvidados, fueron publicados por el autor en diferentes revistas literarias de Colombia, México, Perú, Francia y Argentina. Publicaciones con las cuales el autor deseaba verificar el ánimo del público lector. En los capítulos se aprecian cambios entre estos y la edición final,  como los que narran el comienzo de la historia, el ascenso al cielo de Remedios la bella, la peste del insomnio y la lluvia en Macondo que duró cuatro años. Dice la nota:

Meses antes de terminar Cien años de soledad, Gabriel García Márquez arrastraba serias dudas sobre la calidad de una novela que acabaría convertida en un clásico de la literatura. “Cuando leí lo que llevaba escrito”, confesó por carta a un amigo, “tuve la desmoralizante impresión de estar metido en una aventura que lo mismo podía ser afortunada que catastrófica”. Algo poco conocido es que García Márquez publicó siete capítulos de Cien años de soledadpara aplacar esas dudas. Y lo hizo cuando aún no había acabado la novela (la concluyó en agosto de 1966) ni había firmado el contrato con la Editorial Sudamericana, que rubricó el 10 de septiembre del mismo año. La novela salió el 30 de mayo de 1967. El próximo martes se cumplirán 50 años. Los siete capítulos se publicaron en periódicos y revistas que circulaban en más de 20 países. Representan más de un tercio de la novela, que en total tiene 20 capítulos. Ni siquiera hay copias de los mismos en el archivo personal de García Márquez en el Harry Ransom Center en Texas, que guarda su legado. Para encontrar su rastro hay que recorrer bibliotecas en Francia, Estados Unidos, Colombia y España. Los capítulos cayeron en el olvido porque se creía que eran idénticos a los publicados en la primera edición de 1967 de la novela. Pero la comparación de las versiones descubre una realidad diferente. Desde la primera página hay cambios en el lenguaje, la estructura, la ambientación y la descripción de los personajes. De ahí que estos capítulos olvidados sean de un gran valor literario para entender cómo fue escrita la novela. García Márquez afirmó haber quemado las notas y los manuscritos preparatorios tras recibir la primera copia del libro. Hasta 42 cambios El primer capítulo salió el 1 de mayo de 1966 en El Espectador de Bogotá, cuando aún le quedaban tres meses para finalizar la obra. Entre esa versión y la edición final de 1967 hay hasta 42 cambios significativos que aparecen desde la primera página. Las casas de Macondo, por ejemplo, no eran “de barro y cañabrava” como en la edición final, sino simplemente de “adobe”. El escritor buscaba un lenguaje más preciso. También hay modificaciones importantes en la estructura general de la novela. Por ejemplo, en la edición de 1967, la acción destructora de las termitas que anuncia el declive de la casa de la familia Buendía se describe hacia el final de la novela. Pero en la versión de El Espectador, “el comején socavaba los cimientos de la casa” desde el primer capítulo. Referencias tan iniciales a las termitas restaban dramatismo a la futura decadencia de la casa. En la edición definitiva, Macondo es un pueblo aislado de la civilización, cuyo emplazamiento exacto se desconoce. Por el contrario, en el capítulo de El Espectador, Macondo se localiza con facilidad, pues limitaba “al occidente con los médanos del río de La Magdalena” de Colombia. García Márquez suprimió este y otros detalles sobre la ubicación concreta de la población para crear en el lector la impresión de que podía ser un pueblo típico de cualquier país latinoamericano. El llanto de Aureliano Otro cambio sorprendente tiene que ver con el nacimiento del coronel Aureliano Buendía. En la edición final, el coronel “había llorado en el vientre de su madre y nació con los ojos abiertos”, mientras que en el capítulo de El Espectador, el héroe recibía un trato poco heroico y hasta prosaico: la comadrona le daba “tres nalgadas enérgicas” para hacerle llorar. El siguiente capítulo que García Márquez probó con los lectores salió en la revista Mundo nuevo en agosto de 1966. Publicada en París, esa revista se convirtió en el principal escaparate de la literatura del boom latinoamericano. Sus 6.000 ejemplares mensuales se vendían en 22 países, incluidos Estados Unidos, Holanda, España, Portugal y casi toda América Latina. En este capítulo localicé hasta 51 diferencias con respecto a la edición final. Por ejemplo, José Arcadio, cuya madre Úrsula temía que naciese con una cola de cerdo, vino al mundo como “un hijo saludable”, mientras que en la edición final, el autor aumentó el dramatismo al escribir: “Dio a luz un hijo con todas sus partes humanas”.

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