Vargas Llosa, devorado por la literatura

Mario Vargas Llosa, junto a Victorino Polo (izq), en la Trapería murciana. | Nacho García/AGM

Mario Vargas Llosa, estuvo de paso por la ciudad española de Murcia, donde se clausuró  un congreso sobre su obra en la Universidad de Murcía y, donde el escritor hizo entrega del Premio de Novela que lleva su nombre, la nota de el periódico La Opinión de Murcia:
Pide perdón Mario Vargas Llosa por la comparación «un poco chusca y fea» cuando asegura que la vocación de escritor es como tener la solitaria, «un bicho en las entrañas» que devora todo. «Es lo único que representa esa idea de entrega total», se justifica. Recordaba ayer el Premio Nobel ante los murcianos que pudieron entrar al Aula CAM –donde se clausuró el congreso que sobre su obra ha celebrado la UMU– que un amigo que tuvo una tenia le contaba que todo lo que hacía: ir al cine, a un museo, conversar, leer... todo era para la solitaria. «No me olvido ni un segundo del bicho y él se alimenta de todo lo que hago», le decía al escritor, quien tiene «una sensación similar» cuando la obra en la que trabaja empieza a tomar forma: «Todo lo que hago es para ella, hasta lo más tonto se lo traga la historia que estoy creando». Sigue el autor peruano la máxima de Flaubert de que «escribir es una manera de vivir» y se revela metódico y disciplinado. «Mi vida se organiza en torno a la escritura y trabajo todos los días», cuenta, aunque apunta que «es injusto utilizar la palabra trabajo porque es un enorme placer». Y asevera a continuación que «aprender a leer ha sido lo más importante» de su vida. En Cochabamba fue donde aprendió esa «operación mágica» que convertía las letras en imágenes que le hacían vivir mil historias, y recuerda que «leía en estado de trance a Salgari, Verne y Dumas». «Seguramente mi vocación de escritor nació de ese placer formidable, porque mi madre contaba que antes de los diez años ya escribía las continuaciones de los libros o cambiaba el final cuando no me gustaba», rememora el autor, quien dice también estar «marcado profundamente por Neruda». Al autor chileno lo descubrió también de niño, leyendo 20 poemas de amor y una canción desesperada tras ´robárselo´ a su madre: «Me decía que no era un libro para niños y eso despertó una curiosidad voraz. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra... –recita Vargas Llosa– Ahí pasaba algo raro, yo no lo entendía muy bien, pero la prohibición de mi madre debía de venir por ahí», contaba riendo a un público entregado que fotografiaba y grababa sin descanso al escritor –con cámaras, móviles y hasta ´tablets´–, cuya conferencia era narrada por más de uno en Facebook en tiempo real.(...)

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