La esencia de Borges


Este 14 de junio se conmemora treinta años de la muerte de Jorge Luis Borges (Argentina), la Real Academia de la Lengua Española (RAE) publica dentro de sus obras conmemorativas una selección de escritos del mayor autor rioplatense bajo el título "Borges esencial"; dice la nota:


Aunque llega tarde, la coartada del 30 aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges (14 de junio de 1986) sigue siendo válida para recuperar su obra. El noveno ejemplar de las Ediciones Conmemorativas impulsadas por la RAE y la ASALE, que nacieron en 2004 con la publicación de la primera parte del Quijote, está dedicada al literato argentino. Bajo el marchamo «Borges esencial» (Alfaguara), José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de las Letras, recoge una selección de obras del autor que intentan retratarlo en todas sus facetas: cuentista, poeta, ensayista, letraherido. «El título, acertado, encierra en sí mismo una redundancia: decir Borges esencial es decir dos veces esencia», explicó Darío Villanueva, director de la RAE, en la presentación del volumen. El académico recordó que la voz del argentino, en cualquiera de los géneros que cultivó, siempre estuvo definida por la búsqueda de la naturaleza íntima de las palabras. «A la obra de Borges se le puede aplicar perfectamente la definición de poesía dada por Antonio Machado: palabra esencial en el tiempo. Es una figura incomparable, una isla en el mar de la excelencia literaria en español», explicó Villanueva. El escritor José María Merino, miembro de la RAE, elogió la selección de Moure por haber conseguido englobar las mayores obsesiones narrativas y temáticas del escritor: la difusa frontera entre la realidad y la ficción, el asunto del doble, el mundo onírico, la idea del universo como creación mental, el concepto del tiempo en todas sus perspectivas, el gusto por lo enigmático y lo laberíntico. En otras palabras: «Borges esencial» atrapa un infinito en tapa dura y 800 páginas. De la prosa borgiana, el volumen recoge la totalidad de «Ficciones» y «El Aleph», que se complementan con algunos de sus ensayos más destacados y algunas de sus creaciones en verso, muy valoradas por el argentino, que siempre quiso pasar a la historia como poeta. En 1963, en una entrevista concedida a L'Express, afirmó: «¡Un poeta, evidentemente! ¡Creo que no soy sino eso! Un poeta torpe, pero un poeta... espero». «Borges esencial» es una buena forma de acercarse a un autor «más citado que leído» y «un señor divertido si uno no lo impide», apuntó Teodosio Fernández, de la Academia Chilena de la Lengua. El teórico destacó las múltiples caras del literato, con en el que nunca se pueden certezas, pues él mismo se reescribía una y otra vez. «No puede haber sino borradores. El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio», escribió el argentino en «Discusión» en 1932. Fernández no pudo evitar citar al propio Borges para hablar de lo que significa ser un clásico de la literatura, una etiqueta que ya no es extraña para referirse a la obra del argentino. «Clásico», escribió, «es aquel libro que una nación o grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término». «Muchas de estas características están en Borges», confirmó Fernández. Sin embargo, el académico también recordó que el escritor se cuidó de dar demasiada importancia al marchamo y que advirtió del «peligro de afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre».
Borges un mal tipo


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