En entrevista con La Razón, el escritor boliviano Wilmer Urrelo se refiere sobre la litertura boliviana, su próxima obra y sobre el premioo Anna Seghers, dice la nota:
El escritor boliviano obtuvo el premio Anna Seghers de Literatura 2012 que se otorga anualmente a un autor latinoamericano y a otro alemán. El galardón está dotado con más de $us 10 mil y le será entregado el 17 de noviembre en la ciudad alemana de Maguncia. Urrelo fue reconocido por su trabajo en la novela ‘Hablar con los perros’, editada por Santillana en 2011. — ¿Qué representa el premio para su carrera? — La verdad es que aún no creo 100% que sea real. Cuando recibí la comunicación hace unos 20 días realmente desconfié del asunto, fue muy raro. Era sorprendente y reclamé a Santillana por haber presentado la novela a un premio y no avisarme. Pero no era así. Un comunicado posterior me informó que para el Anna Seghers se nomina una obra. Ganar el premio es un aliciente. En cierta medida te dicen que no estás yendo por el camino equivocado. Ahora, como proyección, creo que es muy temprano para hablar de eso. Sé que hay editoriales interesadas en publicar mi libro en otros países. — ¿Por qué la desconfianza? — Sorprende que alguien, con la que nunca tuve contacto, se fije en la literatura boliviana, que es desconocida, invisible a ratos. — ¿Cuál fue la evaluación del jurado del premio? — El comunicado de Catalina Deloglu indica que destacó el trabajo y la temática de la novela. Otra cosa que me sorprendió es que Deloglu leyó toda mi obra y lo mencionó en el texto. — ¿Cómo definiría su literatura? — Creo que todavía está comenzando. Son novelas bastante eclécticas, sobre todo ésta última. No es sólo una obra policiaca, me cuelgo de varios géneros y los voy mezclando, especialmente en Hablar con los perros. — ¿Qué géneros? — Un poco de misterio, algo de policial y tiene aspectos de la novela intimista, cada vez más común. — ¿En qué invertirá el premio? — En una nueva novela, aunque no creo que comience a escribirla de forma inmediata. — ¿Por qué no? — Hablar con los perros fue una novela que me exigió mucho, especialmente en el aspecto técnico. La novela tiene muchos saltos temporales simultáneos y muchas voces. También requirió de mucha investigación. Elaborarla fue muy agotador. — ¿Por qué eligió como trasfondo la Guerra del Chaco? — Porque todavía hay mucho que contar. Más que la guerra en sí, en Hablar con los perros se habla más de lo que pasó después del conflicto. Parecería que nuestros abuelos regresaron del campo de batalla sin ningún problema. Pero eso no es cierto. Un conflicto armado es un evento traumático que deja secuelas. Pero todo eso fue ocultado bajo la alfombra. Eso es lo que quería mostrar con la novela, además de revelar una nueva época.
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