Jerusalén, una maleta y Kafka


¿Qué tienen en común Jerusalén, una maleta y Kafka? Mucho, pues es esa la ciudad que Max Brod eligió para resguardar los archivos personales del autor de "La metamorfosis", dice la nota:
Pocos años antes de morir en 1924, Franz Kafka arracima en una maleta miles de documentos, escritos, textos, cartas, apuntes y dibujos. Se los encomienda a su amigo y albacea Max Brod haciéndole prometer que los queme a su muerte. Brod no le hace caso, los salva del fuego y supervisa la publicación de la mayor parte de los escritos que obraban en su poder: «La metamorfosis», «El castillo», «El juicio» y «Amerika», convirtiendo a Kafka en un titán de la literatura. Brod peregrina con la maleta por toda Europa y en 1939 recala en Palestina. A su muerte en 1968, Brod legó su archivo -que incluye su diario, y los cuadernos y cartas de Kafka de la maleta- a su fiel secretaria Esther Hoffe. En su testamento, Brod pidió a Hoffe que destinara esos archivos y la maleta, estimados en varios millones de dólares, a «la Universidad hebraica de Jerusalén, o a la Biblioteca Municipal de Tel Aviv, o a otra institución en Israel o en el extranjero». Pero la ex secretaria de Brod repartió la sucesión entre sus dos hijas, creando así una disputa entre institutos universitarios, archivos nacionales alemanes e israelíes, y las herederas de Hoffe. Ahora, un tribunal israelí prsidido por la juez de Tel Aviv Talia Kopelman-Pardo ha fallado que estos miles de manuscritos que incluye la maleta deben ser entregados a la Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén. La institución ha asegurado que publicará en la web estas decenas de miles de páginas, que incluyen cuadernos de escritura de Kafka. «No es un regalo» En el veredicto, la juez de asuntos familiares Kopelman-Pardo estima que la colección de Brod debía ser legada a la Biblioteca Nacional de Jerusalén para cumplir así con la voluntad de Brod. El tribunal entiende que «los escritos de Kafka, así como toda la colección de Brod, no pueden ser considerados como un regalo de Hoffe a sus hijas». El director de la Biblioteca Nacional, Oren Weinberg, acogió con satisfacción el veredicto, que según él, «cumplirá con el deseo de Max Brod de difundir la obra de Kafka entre los amantes de la literatura en Israel y el mundo». La maleta podrá consultarse en la web de la Biblioteca Nacioanl de Israel«Este caso, complicado por las pasiones, se argumentó en la corte por un tiempo bastante largo al otro lado de los mares, tierras y horas. No todos los días se le presenta a una la oportunidad de ahondar en la profundidad de una historia así», escribió Kopelman-Pardo en su fallo, y añadió que este juicio proporciona «una ventana a la vida, los deseos, las frustraciones y las almas de dos de los más grandes pensadores del siglo XX». El director de la Biblioteca celebró la decisión y dijo que la colección se volcará en internet, «cumpliendo así con deseo de Brod de permitir el acceso a los escritos de Kafka desde todos los rincones del mundo». Por su parte Eva Hoffe, hija de Esther Hoffe, ha dicho que apelará la decisión. Es por lo que la ejecución de la sentencia puede prolongarse durante años. Su madre, Esther Hoffe, murió hace cinco años a la edad de 102, lo que originó la batalla legal entre las autoridades culturales israelíes y sus dos hijas, Eva Hoffe y Ruth Wiesler (fallecida hace pocos meses). Cincuenta gatos y perros con Kafka «Brod le entregó el legado solo para que lo tuviera en vida, sus hijas no podían heredarlo», explicó el profesor Hagai Ben Shamai, director académico de la Biblioteca Nacional de Israel, que considera que joyas literarias de esa relevancia «no pueden permanecer en manos privadas». Para él, el hecho de que Brod trajese los documentos a Israel y de que los dos amigos fuesen judíos es una clara prueba de que estos pertenecen al público israelí y deben quedarse en el país. Hace dos años, otra sentencia judicial israelí obligó a las hermanas a abrir cinco cajas fuertes de un banco en Tel Aviv y otra que se encontró en Zurich (Suiza), que escondían miles de páginas. Aparte del material que se clasificó entonces, los expertos desconocen qué otros documentos pueden tener las Hoffe. Algunos expertos creen que podría haber más cajas fuertes ocultas y mantienen la esperanza de que en el enorme legado haya alguna obra inédita de Kafka. Eva Hoffe nunca ha permitido a las autoridades entrar en su apartamento, donde habita «con cincuenta gatos y cinco perros que conviven con Kafka», según indicó el abogado de la Biblioteca Nacional, Meir Heller. Una vez recogido, restaurado, estudiado y clasificado, el archivo de Brod, explica, será «la joya» de los que posee la Biblioteca Nacional.
Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén (hebreo e inglés)

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