Sobre plagios y otras copiadas

Plagiar la obra de otro es un tema delictual en cualquier parte del mundo, debido a que se le arrebata a una persona el derecho sobre su creatividad, aquí algunos de los plagio más resonados en la literatura, publicado en http://www.estandarte.com/:
El escritor peruano Alfredo Brye Echenique fue acusado en 2008 de haber plagiado 16 artículos periodísticos de medios como La Vanguardia, El periódico de Extremadura o la revista literaria Jano. Bryce Echenique fue encontrado culpable por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual peruano, con una sanción de más de 20.000 dólares. El autor se defendió esgrimiendo que el plagio es una forma de halago, para más tarde confesar su culpa, pero entretejiendo su acción con una compleja trama de conspiraciones fujimoristas y errores informáticos cometidos por su secretaria.

Sobre la novela de Camilo José Cela La cruz de San Andrés, que ganó el premio Planeta en 1994, sobrevuela la sospecha de plagio. La escritora Carmen Formoso denunció que la obra de Cela se parecía demasiado a la suya, Carmen, Carmela, Carmiña, que también concursó para ese premio, y el caso está aún en tribunales. Como Cela murió en el 2002, el único acusado en el caso es el consejero delegado del grupo editorial Planeta, José Manuel Lara Bosch, en tanto que responsable de la difusión de la novela. La parte acusadora argumenta que la editorial proporcionó el original a Cela. En 2009, la jueza que instruye el caso declaró que existían indicios de delitos contra Lara, con dos argumentos: que Formoso presentó su obra el 2 de mayo y Cela el 30 de junio, el último día de plazo, y el contenido del informe pericial elaborado por Luis Izquierdo, catedrático de Literatura española de la Universidad de Barcelona, en el que se concluye que la obra de Cela es un supuesto de transformación, al menos parcial, de la obra original.


El mexicano Carlos Fuentes recibió la acusación de plagio en 1995 por parte del también escritor Víctor Celorio. Según este, pueden encontrarse en Diana o la cazadora solitaria (1994) unas 110 coincidencias textuales y varios personajes excesivamente similares a los de la obra de Celorio El unicornio azul, de 1985, difundida en una tirada reducida a costa del propio autor. Finalmente un juez federal desechó el caso y dio la razón a Carlos Fuentes y a la editorial Alfaguara.


El escritor y periodista mexicano Teófilo Huerta Moreno acusó a José Saramago de plagio, implicando en el caso a Sealtiel Alatriste, al que parecen perseguir las acusaciones de practicar la copia. Huerta Moreno aseguró que Alatriste, por entonces director de Alfaguara México, le había hecho llegar a José Saramago su relato “¡Últimas noticias!”, y este se había inspirado en él para Las intermitencias de la muerte. El caso quedó abierto, pero el nobel portugués declaró que no vio y ni siquiera tocó con la punta de los dedos el cuento del reclamante, y que si dos autores tratan el tema de la ausencia de la muerte, resulta inevitable que las situaciones se repitan en el relato y que las fórmulas en que las mismas se expresen tengan alguna semejanza.

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